Como notaron algunos pocos (y festejaron muchos más), el blog está juntando telarañas. No está muerto, sino latente. Pensé en dar aviso, pero como le comenté al buen Chukulo, se me antojó algo muy vanidoso; sin embargo, quizás sea prudente, ahora que no lo siento tan pomposo, contar brevemente el porqué.
Durante un mes le dediqué tiempo y ganas a darle forma a este espacio, cumpliendo con las reglas implícitas en los blogs saludables (entendiendo saludable por aquellos que reúnen decentemente cantidad y calidad) y me pareció una experiencia muy interesante. No obstante, las limitaciones que impone el formato, y la rapidez que exige el medio, empezaron a atentar contra la calidad, que, ¡joder!, es lo que más me importa.
Se me hace difícil llevar las riendas de un espacio en la condiciones que yo quiero, y a la vez seguir con otros proyectos que demandan su tiempo. Estoy escribiendo una novela (que no tiene que ver con colectivos) y cada tanto algún cuento, que, a todas luces, son demasiado extensos para un blog; y no me seduce andar cercenando o manipulando los genes de esos escritos.
Si encuentro palabras que naturalmente vayan bien con el formato y el tiempo para desarrollarlas como yo quiero, seguiré narrando aventuras colectiveras, con frecuencia incierta, para mi placer y, ojalá, también el vuestro.
Nos estamos leyendo. ¡Salud!
Ópera Colectivera